Se trata de la parte visible y más reconocible de un semáforo, que se encuentra en la parte superior de su soporte y contiene las luces que indican a los conductores cuándo deben detenerse, avanzar con precaución o detenerse. En Chile, estos cabezales suelen estar compuestos por tres luces de colores: rojo, amarillo y verde, cada una con un significado específico.
El color rojo en el cabezal de semáforo es universalmente reconocido como una señal de detención obligatoria. Cuando la luz roja está encendida, todos los vehículos deben detenerse por completo y esperar a que la luz cambie a verde. El amarillo, por otro lado, suele ser una advertencia de que la luz roja se encenderá pronto, indicando a los conductores que reduzcan la velocidad y se preparen para detenerse. Finalmente, el color verde es una señal de que los vehículos tienen permiso para avanzar con precaución.
En Chile, el uso de cabezales de semáforo es esencial para mantener el orden y la seguridad en las intersecciones y carreteras. Estos dispositivos permiten una regulación eficiente del tráfico, minimizando la posibilidad de accidentes y facilitando la movilidad de vehículos y peatones. En resumen, un cabezal de semáforo es una parte crucial de la infraestructura vial que contribuye a la seguridad y el orden en las calles chilenas y en todo el país.