Una Vía Urbana Convencional es un tipo de calle o carretera que se encuentra dentro de un entorno urbano y se caracteriza por ser una vía de doble sentido con un ancho de calzada relativamente estrecho. Estas vías son comunes en áreas urbanas densamente pobladas y suelen tener una velocidad máxima de circulación más baja en comparación con las carreteras de mayor capacidad. A diferencia de las autopistas o carreteras de acceso controlado, las vías urbanas convencionales no cuentan con separadores físicos entre los carriles, lo que significa que el tráfico fluye en ambos sentidos en una misma carretera.
Las vías urbanas convencionales son fundamentales para la movilidad en las ciudades, ya que conectan barrios y permiten el acceso a zonas comerciales y residenciales. Sin embargo, su diseño y gestión son cruciales para garantizar la seguridad de los usuarios, ya que suelen estar sujetas a una mayor densidad de tráfico y a interacciones complejas entre vehículos, peatones y ciclistas. Para mejorar la seguridad en estas vías, es común implementar señalización clara, límites de velocidad adecuados y medidas de control de tráfico, como semáforos y pasos de peatones. Además, las vías urbanas convencionales suelen ser objeto de mejoras y adaptaciones constantes para responder a las cambiantes necesidades de las ciudades y promover la movilidad sostenible.