La visión periférica, en el contexto del tránsito y la seguridad vial, se refiere a la capacidad de percibir objetos y eventos que ocurren fuera de nuestro campo de visión directa, es decir, en los bordes exteriores de lo que podemos ver sin necesidad de mover los ojos. Esta habilidad es fundamental al conducir, ya que nos permite estar conscientes de lo que sucede en los costados y detrás de nuestro vehículo sin tener que girar constantemente la cabeza. La visión periférica es especialmente relevante en situaciones de tráfico intenso, al cambiar de carril, al realizar maniobras de estacionamiento y al detectar peatones, ciclistas u otros vehículos que podrían aparecer sorpresivamente en nuestro entorno.
Para mejorar la seguridad en la carretera, es esencial que los conductores sean conscientes de la importancia de la visión periférica y la utilicen de manera efectiva. Esto implica mantener una mirada constante y atenta a los espejos retrovisores, escanear de manera regular los alrededores del vehículo y anticipar posibles situaciones de peligro. La visión periférica es una herramienta valiosa que nos ayuda a prevenir accidentes y a tomar decisiones más seguras al volante, contribuyendo así a la protección de la vida propia y de los demás usuarios de la vía.