Una Zona de Tránsito Calmado, también conocida como Zona de Convivencia, es un concepto urbanístico y de diseño vial que busca transformar la experiencia de desplazamiento en áreas urbanas. Estas zonas se caracterizan por su enfoque en la seguridad peatonal, la reducción de la velocidad de los vehículos y la promoción de un entorno más amigable para los residentes y visitantes. Para lograr estos objetivos, se implementan una serie de medidas que incluyen la reducción de los límites de velocidad, la incorporación de elementos de diseño como lomos de toro, bandas de cruce elevadas, calles angostas y áreas verdes, así como la promoción de modos de transporte sostenibles como caminar y andar en bicicleta. En una Zona de Tránsito Calmado, se prioriza la coexistencia de diferentes modos de movilidad y se busca crear un ambiente donde los peatones y ciclistas se sientan seguros y cómodos, fomentando una mayor interacción social y una disminución de la dependencia del automóvil.
Estas zonas son fundamentales para mejorar la calidad de vida en entornos urbanos, ya que reducen el ruido y la contaminación del aire, promueven la actividad física y facilitan el acceso a servicios y comercios locales. Además, contribuyen a la disminución de accidentes de tránsito, ya que al reducir la velocidad de los vehículos se aumenta la capacidad de reacción de los conductores y se minimiza el riesgo de lesiones graves en caso de colisiones. En resumen, una Zona de Tránsito Calmado es una herramienta eficaz para lograr ciudades más habitables, sostenibles y seguras, donde las personas pueden disfrutar de un entorno urbano más humano y acogedor.