Una colisión en tránsito se refiere al evento en el que dos o más vehículos entran en contacto físico debido a una variedad de razones, como la falta de atención, el exceso de velocidad, las condiciones del camino, o la violación de las normas de tráfico. Estos eventos pueden variar en severidad desde choques menores, como rasguños o abolladuras leves, hasta colisiones graves que resultan en daños significativos a los vehículos y lesiones graves o incluso la muerte de los involucrados.
Las colisiones en tránsito pueden clasificarse en varios tipos, como colisiones frontales, donde los vehículos chocan de frente; colisiones por alcance, donde un vehículo golpea la parte trasera de otro; y colisiones laterales, donde el impacto ocurre en el costado de uno o más vehículos. También pueden ser colisiones con objetos fijos, como postes de luz o árboles, o colisiones con peatones o ciclistas.
Los factores que contribuyen a las colisiones en tránsito incluyen la conducción bajo la influencia de alcohol o drogas, la distracción al conducir (como usar el teléfono móvil), la fatiga, las condiciones climáticas adversas (lluvia, nieve, niebla), la falta de mantenimiento del vehículo, y las condiciones peligrosas de la carretera.
Las consecuencias de una colisión pueden ser extensas, incluyendo daños materiales, lesiones personales, traumas psicológicos, y en casos extremos, la muerte. Además, las colisiones pueden tener un impacto significativo en el tráfico, causando congestión y retrasos. Las medidas preventivas incluyen el cumplimiento de las leyes de tránsito, la conducción defensiva, el mantenimiento adecuado del vehículo, y la educación y concienciación sobre la seguridad vial.