Una vía segregada de buses, en el contexto del tránsito y el transporte público, es un componente clave de la infraestructura urbana diseñada para mejorar la eficiencia y seguridad del transporte de pasajeros en autobuses. Esta clase de vía es exclusiva para el uso de autobuses y está físicamente separada del tráfico de vehículos particulares, lo que la distingue de las vías convencionales compartidas por todos los automóviles. El propósito principal de las vías segregadas de buses es proporcionar un carril dedicado que permita a los autobuses circular sin interferencias, lo que agiliza sus rutas, reduce los tiempos de viaje y hace que el transporte público sea más atractivo y confiable para los pasajeros. Además, esto contribuye a la reducción de la congestión del tráfico y la emisión de gases de efecto invernadero, promoviendo un sistema de transporte más sostenible en las áreas urbanas.
Las vías segregadas de buses pueden variar en diseño y complejidad, desde carriles exclusivos en carreteras principales hasta sistemas más avanzados que incluyen estaciones de autobuses especialmente diseñadas, semáforos adaptados y sistemas de control de tráfico que priorizan a los autobuses. Estas vías se encuentran en muchas ciudades de todo el mundo y desempeñan un papel fundamental en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos al proporcionar un transporte público rápido y eficiente, reduciendo la congestión vial y fomentando un entorno más sostenible y amigable con el medio ambiente en las áreas urbanas.