La velocidad de diseño en el contexto del tránsito se refiere a la velocidad a la que se debe diseñar una carretera, calle o vía para que sea segura y eficiente para los usuarios. No se trata simplemente de la velocidad máxima a la que los vehículos pueden circular en una vía, sino más bien de la velocidad a la que se planifica la infraestructura vial y se establecen las características de diseño, como el ancho de las calzadas, las curvas y las señales de tráfico. La velocidad de diseño tiene en cuenta varios factores, como la geometría de la vía, el tipo de tráfico esperado y la seguridad de los usuarios, con el objetivo de garantizar que la vía sea funcional y segura en su uso diario.
Para determinar la velocidad de diseño de una carretera o calle, se llevan a cabo estudios de tráfico y se consideran factores como la velocidad deseada por los conductores, la visibilidad, las condiciones climáticas y otros elementos que pueden influir en la seguridad vial. Una velocidad de diseño adecuada es esencial para reducir los accidentes de tránsito y mejorar la fluidez del tráfico, asegurando que la infraestructura vial se adapte a las necesidades de los usuarios y al entorno en el que se encuentra. Por lo tanto, la velocidad de diseño es un concepto fundamental en la planificación y el diseño de carreteras y calles, ya que busca equilibrar la velocidad óptima con la seguridad y la eficiencia de la vía.