Los topes vehiculares, también conocidos como reductores de velocidad o lomos de burro, son dispositivos diseñados para controlar la velocidad de los vehículos en carreteras y calles urbanas. Estos elementos físicos suelen consistir en una serie de elevaciones en la superficie de la carretera que obligan a los conductores a reducir la velocidad al pasar sobre ellos. Los topes vehiculares desempeñan un papel fundamental en la gestión del tráfico y la seguridad vial, ya que ayudan a prevenir accidentes al hacer que los conductores moderen su velocidad en áreas donde se necesita, como zonas escolares, áreas residenciales o zonas con alta concentración de peatones.
Estos dispositivos vienen en diferentes formas y tamaños, desde los tradicionales lomos de burro hasta los reductores de velocidad más modernos y estilizados que se integran de manera más discreta en el entorno urbano. Su función esencial es garantizar un tráfico más seguro y reducir la velocidad de los vehículos en áreas sensibles, lo que contribuye a la prevención de accidentes y al bienestar de la comunidad en general. Sin embargo, su uso y ubicación deben ser cuidadosamente planificados para evitar efectos negativos en la fluidez del tráfico y minimizar posibles molestias para los conductores.